Historia del cello
Hemos de aclarar que el término cello proviene del término italiano violoncello. Posteriormente, por aféresis, la palabra evolucionó a violonchelo. Se creó en Italia en el siglo XVI y es una modificación de la viola. Si en 1530 se creó el violín, años más tarde nacía el violonchelo.
En sus primeros años de existencia convivió con otros instrumentos similares como la viola de amor. Además, se colocaba una cuerda atada a la cintura, en el suelo o sobre el hombro. En el siglo XVII comenzó a modificarse hasta denominarse, como reconocimiento a Carlos IX de Francia, el rey.
En los primeros años del siglo XVIII Stradivarius le dio el tamaño actual, 76 cm de alto. Era habitual encontrarlo en las orquestas y que compositores como Vivaldi o Bach lo empleasen para sus obras. En el siglo XIX se incluyó la pica inferior para que el instrumentista pudiera apoyar el violonchelo instrumento en el suelo y tocarlo a su gusto. En la actualidad, es indispensable en cualquier orquesta.
¿Cuáles son las características del violonchelo?
El cello instrumento tiene las mismas características que cualquier instrumento de la familia del violín. Así, se divide en las siguientes partes:
- La cabeza. Es donde se unen la voluta y el clavijero.
- El cuello, mango o mástil que se conecta a la parte anterior.
- La caja de resonancia. También se le denomina cuerpo. Está compuesto de las costillas o aros, el fondo y la tapa. Lo habitual es que los aros sean de madera y que vayan pegados a la tapa y al fondo. Justo en el centro aparecen las ces.
- El batidor o tasto. Está fabricado en madera de ébano y va de la cabeza al centro del cuerpo. Es ahí donde deja un espacio mayor que permite la instalación del puente.
- El puente se encarga de transmitir la vibración de cada cuerda a la caja de resonancia.
- El alma. Es una barra de madera dispuesta de forma transversal al cuerpo.
- La barra armónica. Va en la parte interior de la tapa y se extiende hacia el mango.
- ¿Cuántas cuerdas tiene un violonchelo? Cuatro. Se anudan al clavijero y se sujetan en el cordal (una pieza fabricada en madera que se ubica en la parte inferior y que se conecta con la siguiente).
- La pica. Es de metal y encaja en el botón inferior y sirve para evitar que el instrumento se pose directamente en el suelo. Su función es la misma que la de la barbada en el violín, por lo que el instrumentista puede regular su altura para tocar más cómodamente.
Tipos de violonchelo
Si bien la medida es estándar y todos van a tener las partes anteriores, hay una adecuada variedad para que puedas elegir el que mejor encaje con tus gustos o necesidades. Se clasifican según el material de fabricación:
Acústicos. No necesitan corriente eléctrica. Son los que se utilizan en las orquestas y suelen estar fabricados en madera.
De fibra de carbono. No incluyen cornisas (las hendiduras laterales anexas al cuerpo). Presentan un sonido bastante eficaz y son más ligeros y resistentes.
Eléctricos. Son los más ligeros al incorporar exclusivamente la silueta del cuerpo. Llevan una pastilla similar a la de las guitarras eléctricas por lo que necesitas conectarlos tanto a la corriente como a un amplificador.
¿Cuál es el precio de un cello?
A la hora de comprar un violonchelo es importante subrayar que todo dependerá del tipo de instrumento que quieras comprar. Asimismo, has de tener en cuenta que el cello instrumento precio se suele encarecer al añadirle la funda (unos 300 euros), el arco (entre 50 y 500 euros) y las cuerdas (entre 100 y 300 euros).
En términos generales, el precio de cello acústico con cierta calidad ronda los 400 euros. Un violonchelo de fibra de carbono viene a costar unos 7000 euros aproximadamente. Un violonchelo eléctrico lo encontrarás a partir de los 500 euros aproximadamente. Hay versiones con cinco cuerdas que te puedan aportar mayor sonoridad y versatilidad.
Lo importante a la hora de elegir el cello que vas a tocar, ten en cuenta tu nivel de aprendizaje. Se recomienda comenzar con uno acústico para aprender y luego pasarse al eléctrico. ¿Te animas a aprender a tocar el violonchelo? Seguro que sí.